Receta familiar con algunos cambios.
Este plato lo preparaba mi madre con bechamel tradicional.
Nosotros la hemos preparado con una bechamel algo menos calórica.
Ingredientes:
1 pechuga de pollo.
1 cebolla.
2 ajos.
2 huevos.
Queso rallado.
Harina de espelta.
Aceite de oliva.
Leche (medio litro).
Nuez moscada.
Pimienta.
Sal.
Preparación:
Lavamos y secamos con papel de cocina la pechuga.
La troceamos y salpimentamos a nuestro gusto.
En una sartén un poco onda ponemos una cucharada de aceite y salteamos. No lo cocinaremos demasiado ya que terminará de hacerse en el horno. Apartamos el pollo, dejando en la sartén todo el aceite que podamos.
Pelamos y picamos en trozos pequeños tanto la cebolla como los dos ajos.
Añadimos a la sartén la cebolla y los ajos (si vemos que nos falta aceite ponemos un poco más). Doramos hasta que la cebolla esté blandita y tenga un poco de color.
Mientras, podemos poner a cocer los dos huevos.
Apartamos la cebolla y los ajos y en el mismo aceite, tostamos dos cucharadas bien colmadas de harina de espelta añadiendo nuez moscada, sal y un poco más de pimienta (no demasiada que ya hemos puesto antes).
Mezclamos y no dejamos de mover hasta que espese (como unos 10 minutos).
Añadimos el pollo y mezclamos.
Precalentamos el horno a 180ºC (calor arriba y abajo).
Ponemos nuestra preparación en una fuente especial para horno y la cubrimos con queso rallado.
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